Antes de abordar la crítica de Don
Jon, considero conveniente realizar un par de confesiones: En primer
lugar, siempre he tenido una cierta predilección por Joseph Gordon-Levitt, un actor empático, efectivo y con un talento natural que le
hace especial, distinto. Además cuenta con el aliciente de saber
elegir bien sus papeles, conformando así una filmografía más que
notable (con pequeñas joyas como "500 días juntos" o "Looper") que
consigue, con escasas excepciones, crear agradables expectativas
cuando su nombre figura en los créditos. Si a esto le añadimos que
es protagonista y guionista de su ópera prima como director, las
sensaciones con el film que hoy nos ocupa solo podían ser positivas.
En segundo lugar, amo a Scarlett
Johansson, tan sencillo como cierto, esta rubia neoyorkina con dotes
de actuación bastante decentes y revestida de icono de la
sensualidad es capaz de hacerme acudir a salas de cine o a mi querido
torrent por el simple hecho de poder disfrutarla de nuevo. Y sí,
puede que su repertorio cinematográfico no sea tan compensado como
el de su compañero de reparto (aunque cuente con una de mis
películas favoritas, "Lost in Translation"), pero si dos de mis
actores fetiche protagonizan una cinta, firmada y dirigida por uno de
ellos, no soy yo quien se la va a perder.