Siglo XVII, Nueva Inglaterra, una
familia formada por un matrimonio y cinco hijos es expulsada de la
comunidad puritana a la que pertenece debiendo trasladarse a una
granja situada a las afueras de la ciudad, totalmente aislada de la
sociedad y colindante a un bosque que alberga una peligrosa amenaza.
Esta es la premisa de la ópera prima
de Robert Eggers, director estadounidense hasta ahora desconocido que
consigue dotar a una historia “de toda la vida” de una enorme
personalidad y una atmósfera única. Una grata e inesperada sorpresa
que se erige como una de las mejores películas de terror de los
últimos años.