sábado, 5 de enero de 2013

Los Miserables (2012): Grandes virtudes, grandes defectos



Los miserables es un caso con el que voy a extenderme, porque creo que lo merece, que hay bastante que comentar. Partamos de la base de que es una película enorme, y de forma irremediable, sus méritos y virtudes también lo son, para bien o para mal. Partamos, además, de otra realidad a tener muy en cuenta: que la nueva y ambiciosa cinta de Tom Hooper (El discurso del rey) es una adaptación del musical que vio la luz por primera vez en 1980, y que a su vez es una adaptación de la novela del siglo XIX, lo que le hace beber, directa o indirectamente, de dos fuentes que tratan la misma historia de forma muy diferente, y añade otra posible perspectiva a su análisis.

El argumento de la novela es de sobra conocido. En palabras del propio Victor Hugo, Los miserables trata la “degradación del hombre por el proletariado, decadencia de la mujer provocada por el hambre y atrofia del niño creada por la ignorancia”. Personalmente optaré por dividir la línea argumental en dos bloques principales y bien diferenciados, aunque me va a costar definirlos sin hacer ningún spoiler. 
El primer bloque comienza de forma, a mi parecer, espectacular. El convicto Jean Valjean (Hugh Jackman) y el inspector de policía Javert (Russell Crowe) interpretando una versión más que respetable de “Look down”, acompañados por el coro de prisioneros. Conforme pasan los minutos se nos van presentando otros personajes, entre ellos el de Fantine (Anne Hathaway), una madre abnegada que intenta mantener a su hija Cosette (interpretada en este bloque por Isabelle Allen), y el matrimonio de ladrones Thénardier (Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter), que sirven como el refuerzo cómico de la obra.


El segundo bloque comienza cuando Cosette ya se ha hecho mayor (será interpretada a partir de entonces por Amanda Seyfried) y se centra en el amor entre ella y el joven revolucionario Marius Pontmercy (Eddie Redmayne). Aquí se mantendrán varios personajes del primer bloque y se añadirán otros, como el de Éponine (Samantha Barks), hija del matrimonio Thénardier y enamorada de Marius.

                

El primer bloque es para mí sobresaliente, tanto en ritmo como en la calidad de las canciones y de las actuaciones, pero es empezar el segundo y la cinta empieza poco a poco a desplomarse, cayendo el ritmo, apareciendo los actores más limitados y agrupándose las canciones más anodinas. Esto último no es tanto culpa de la película como del musical original, donde creo yo que se guardaron los mejores números para el primer tramo, pero ese es otro asunto. Lo que merece la pena resaltar es que aquí surge el principal de los fallos garrafales de Los miserables: no es que no sea fiel al musical. Más bien todo lo contrario: es DEMASIADO fiel.

Un musical de escenario y una película musical no son la misma cosa, no deben tratarse como si lo fueran. Lo que funciona en un musical de pura cepa, donde siempre queda más espacio para la grandilocuencia y la ampulosidad, no tiene que funcionar (de hecho, no funciona) en una película musical, donde el espectador debe exigir un tempo, un ritmo y un realismo que durante toda la segunda mitad de esta cinta no existen. Yo entiendo y admiro el cariño y el respeto que han demostrado los guionistas a la hora de tratar de modificar lo menos posible un musical cuyo público hacía años que esperaba una adaptación. Pero, simplemente, les ha salido mal. En mi modesta opinión, la adaptación tendría que haber sido un poco más libre: reducir la duración, eliminar un par más de números musicales e incrementar los diálogos. Que yo entiendo que es un musical, pero es que juraría que si juntas todas las frases no cantadas que se dicen, no llegan a los diez minutos. Y eso es criminal. Y además, los diálogos están doblados porque parece ser que en España nos duele leer más de lo estrictamente necesario. Cinco minutos de canción, dos frases dobladas y volvemos a cantar. Queda de culo, admitámoslo.


Básicamente, es la horriblemente llevada historia de amor entre Marius y Cosette la que destruye Los miserables. Es vacía, es cursi hasta el empalague, es previsible, y entre los dos actores que la protagonizan no hay ningún tipo de química. Seyfried está más sosa que nunca fuera de su típico papel de mujer atrevida, y a Redmayne dan ganas de arrancarle la puta cabeza con esas sonrisas bobaliconas y esa falta de sangre. Son ellos y sólo ellos los que convierten poco a poco una gran película en un coñazo difícil de soportar y con momentos bastante lamentables, avivados especialmente por un triángulo amoroso rollo High School Musical cuando añadimos a Samantha Barks (que cantar cantara bien, pero actuar no es lo suyo) a la ecuación. Tampoco se lucieron demasiado con el grupo revolucionario, bastante olvidable en términos generales y con una narrativa igualmente lenta, aunque sin rebajarse a los mismos niveles de tedio.


Con la excepción de estos tres disminuidos, las actuaciones son, por lo general, brillantes. Cabe, primero, reconocer el mérito que tiene grabar la mayoría de las canciones en directo. Jackman hace el papel de su carrera, dando forma a un Valjean muy digno, sensible, emotivo y cargado del melodrama que tan mal quedaría en una cinta ordinaria, pero tan necesario es en un musical. Bonham Carter y Baron Cohen, dos actores que no destacan por su versatilidad, están más que decentes haciendo lo que ya han demostrado en varias ocasiones que saben hacer. Pero quien roba el espectáculo es, sin lugar a dudas, la gigantesca Anne Hathaway, que nos regala los mejores momentos de la película, el dolor, la empatía, la dulzura, y una interpretación de “I dreamed a dream” que me puso los pelos de punta y un nudo en la garganta que tardó en aflojarse. En cuanto a Russell Crowe, es el que menos arriesga y al que menos cómodo se le ve. No es desastroso, pero a menudo queda bastante eclipsado, y sus aptitudes para el canto no son nada remarcables.





El apartado técnico es bastante solvente en términos generales. Tom Hooper pone de manifiesto desde la primera escena que no piensa escatimar en grandeza y en patetismo, lo que le lleva a tomar decisiones que en ocasiones son acertadas, pero en otras, desafortunadas, como el constante uso de primeros planos para absorber y enfatizar, aún más si cabe, las emociones de los personajes. Todo queda, además, ligeramente empañado por unas cámaras con Parkinson que, en más de una ocasión, no saben quedarse quietas y dejar de temblar como un abuelo.
En la banda sonora no voy a detenerme demasiado. Aunque sí que es cierto que en el segundo tramo la música va perdiendo fuerza y las melodías comienzan a repetirse, las grandes canciones del musical se mantienen y se versionan con habilidad. Las ya mencionadas “Look down” y “I dreamed a dream”, además de otras como “At the end of the day”, “Castle on the cloud” o “Master of the house”, por mencionar algunas, protagonizan varios de los mejores momentos de la película.


Conclusión: El resultado final es muy irregular, con grandes virtudes y grandes defectos, como ya apunté al principio. Si hubiera tenido que abandonar la sala justo al acabar la primera mitad de Los miserables, la consideraría una de las mejores películas del año. Pero no fue así. A pesar de eso, consiguió emocionarme, cosa que no es nada fácil. Por eso, voy a tomarme la libertad de olvidarme un poco de sus contras y centrarme sobre todo en su parte positiva, lo que me hará ser bastante generoso a la hora de darle la puntuación final. La recomiendo a los fans tanto del musical original como de los musicales cinematográficos en general, que encontraran momentos que seguro disfrutarán. El resto del público, en cambio, puede verse superado por esas dos horas y media de tantas canciones a veces repetitivas, tanto melodrama y tanto actor sobreactuado.

Puntuación: 7.50/10

2 comentarios:

  1. Como fan incondicional del musical, tengo que decir que estoy de acuerdo en CASI todo lo que dices, y eso es rebajarme ante tal obra de arte. Eddie Redmayne para mí es patético, su cara, su expresión y sobre todo SU VOZ sobran en esta película. En cuanto a Amanda Seyfried estoy de acuerdo, podría haber dado más, pero el personaje no da mucho de sí, es más, la plantean en todo momento como una mujer florero. En cuanto a Samantha Barks decir que me decepcionó bastante, he visto el concierto del 25th aniversario de los miserables y lo borda, en la película me dejó con ganas de más, y más siendo ella la que interpreta a Eponine en el musical.

    Pero sí tienes razón en cuanto a la segunda parte, muy coja. Yo que me sé todas las canciones y soy muy fan del musical llegó a hacerse un poco pesado.

    Por lo demás, me gustó mucho, y si empiezo a poner todo lo que me gusta creo que no acabo nunca. Anne y Hugh increibles, que pena que el personaje de Fantine no fuera más explotable.

    En conclusión: Mi opinión no es del todo objetiva, aún así veo algunos fallos, pero sí, llego a emocionarme Y MUCHO, y eso es la principal misión de una película.

    P.D: Muy buen blog, lo sigo ya desde hace tiempo y me encanta, por no decir de la cuenta de twitter, muy grande. Un saludo!

    Javi
    @javierpastor7

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  2. bueno para mi si estaq muy bien , solo que falta cual verdaderamente son los bloques narrativos osea no entiendo cuantos son .porque yo leo esto y dice primer bloque , despues dice segundo bloque , despues otra vez pone primer bloque osea no entiendo .
    es una ididotes esto. graciasssssssssssss

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