martes, 8 de enero de 2013

Desafío Total (2012): ¿Era necesaria?




Dudo que alguien se sorprenda si digo que Total recall es una película considerablemente mala. Seamos sinceros, estaba cantado. Vivimos en una época oscura para el cine, una época en la que el principal cáncer es la falta de originalidad, el reciclaje de recursos argumentativos que ya hemos visto una y otra vez. No es de extrañar, por lo tanto, que los guionistas y productores de Hollywood, que de algo tienen que comer, recurran a lo fácil: el remake, el reboot y la secuela. Está claro que la empresa de rehacer, reiniciar o continuar una película o saga exitosa tiene muchas menos posibilidades de convertirse en un fracaso, ya que atraerá a los nostálgicos, a los curiosos, a la gente que gusta de comparar entre dos versiones de una misma idea. Y es lo que sucede con esta película que, aunque lejos de arrasar en las taquillas, ha logrado unos beneficios que no se merece.

Para los que no estéis muy metidos en el tema, os voy a hacer un resumen. En 1990, el director Paul Verhoeven lanzó a las pantallas Total Recall (Desafío Total en España), protagonizada por Arnold Schwarzenegger, uno de los actores de moda, y con un guión adaptado de un relato corto de Philip K. Dick, logrando un éxito rotundo. Poco a poco se convirtió en algo parecido a un clásico de la ciencia ficción, por lo que veintidós años después, el cine hollywoodiense decidió sacar un remake, esta vez dirigido por Len Wiseman (Underworld) y protagonizado por Colin Farrell (DaredevilEscondidos en Brujas, grabarse follando). Kate Beckinsale, Jessica Biel, Bryan Cranston y Bill Nighy completan el casting. Bien, ahora que nos hemos situado, vamos a desgranar un poco este remake.

Total recall (2012) trata la historia de Douglas Quaid (Farrell), un trabajador de una fábrica que se siente frustrado por llevar una vida rutinaria e insatisfactoria, por lo que acude a una empresa llamada Rekall que implanta fantasías en el cerebro del cliente, como si fueran recuerdos reales. Quaid decide implantarse los de un superespía, pero algo sale mal y la justicia comienza a perseguirle. Aquí empiezan los spoilers.

Desde el principio, el guión peca de sobriedad, de tomarse demasiado en serio, y de intentar que los insípidos diálogos parezcan trascendentales. Además, no se juega bien con la ambigüedad, ya que se deja bastante claro desde el minuto uno que lo que le sucede a Quaid/Hauser es real, con lo que se pierde la poca tensión que podían haber creado. A pesar de eso, el argumento se mantiene más o menos sólido durante el primer tercio de la película, pero poco a poco se va derrumbando. Comienza a abundar la acción cutre, con escenas aburridas, esquemáticas y poco arriesgadas que no van a ninguna parte y solo buscan rellenar metraje y mantener embobado al espectador. Junto con los guiños a la versión de 1990 (la prostituta de tres tetas no pinta nada aquí, pero bueno), se añaden homenajes/plagios de Yo robotEl caso Bourne y otras tantas, y se acumulan los sinsentidos y las resoluciones absurdas. Voy a mencionar un par, pero creedme, hay muchos más:

-Eres un superespía. Te borramos la memoria. Pero si te reactivas, tendremos que capturarte, así que te pondremos a trabajar montando robots, para que luego, en el clímax de la cinta, podamos enviarlos a por ti y sepas cómo desmontarlos. Somos así de listos.

-Soy tu mujer. Bueno, no, en realidad quiero matarte. Voy a perseguirte durante una hora y media de película, y no lo conseguiré. Pero cuando estés inconsciente y matarte sea muy fácil, voy a esperar a que te despiertes, que quiero probar un truco a ver si cuela, aunque claro, me descubrirás y acabarás conmigo. Yo también soy muy lista.


En cuanto a los personajes, son planos, planísimos. A ver, que la esposa de Quaid, Lori (Beckinsale) y la chica de sus fantasías, Melina (Biel) no den más de sí, pues se puede permitir, porque de todos modos las actrices escogidas no destacan por sus cualidades interpretativas (aunque le doy un aplauso a Beckinsale por estar tan buena, si sirve de algo). Pero fichar a un actor de la talla de Bill Nighy para hacerlo aparecer dos minutos como el soso de Matías es desafortunado cuanto menos. Y luego tenemos al villano, al malvado canciller Cohaagen (Cranston). Bryan, ¿en qué coño estabas pensando? No mencionemos lo gris que es su personaje o lo absurdo de la lucha final entre él y Hauser (vaya canciller más bien entrenado, que ya entrado en años puede plantarle cara a un superespía como si nada), porque al fin y al cabo, eso es culpa de los guionistas. Hablemos de la histriónica interpretación de Bryan, que emplea las mismas expresiones que tan bien le funcionan en Breaking Bad, pero exagerándolas hasta la saciedad y acompañándolas con unos diálogos de párvulo y una peluca rubia digna de Kenneth Branagh. Muy, muy mal. Y Colin Farrell… en fin, es Colin Farrell. A ratos cumple, a ratos le dicen “pon cara de estar confundido” y él entiende “pon cara de retrasado”. No enseña la polla, así que supongo que es un avance.

El apartado técnico es el que se espera de un blockbuster de verano. Buenos efectos visuales, planos que duran pocos segundos, poca gracia en el montaje, mucho movimiento frenético. Todo acompañado por una estética cyberpunk que sería muy atractiva si se hubiera profundizado más en el trasfondo de la sociedad en la que se ambienta la historia, pero por desgracia no es así, ya que lo único que sabemos es que hay una clase social oprimida y muy, muy subnormal. Vamos a ver, si os dicen: “Huid, que van a bombardear vuestro barrio”, ¿POR QUÉ COÑO NO HUÍS, GILIPOLLAS? NO OS QUEDÉIS MIRANDO. En fin, deberían haber muerto todos, por retrasados.

Conclusión: Vacía, previsible y nada original, Desafío total es un coctel que mezcla ingredientes de varios éxitos de la ciencia ficción y no aporta ninguna seña propia. Huelga decir que es peor que la versión de Schwarzenegger en todo, y si no vas a poder mejorar la cinta original, igual es mejor dejarlo estar.

Puntuación: 4.25/10

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