lunes, 1 de abril de 2013

"Los Croods", irregular pasatiempo.



A través de una sucesión de pinturas rupestres, recurso semejante al utilizado en Hércules (Disney, 1997) mediante vasijas, se nos presentará a los Croods, una familia de cavernícolas que viven recluidos en su cueva para refugiarse de los peligros del exterior, situación insoportable para la joven Eep, quien desea conocer el mundo más allá de las fronteras de su hogar.


Con este pequeño resumen parece que nos encontraremos ante un refrito de las muchísimas películas que parten de la base "hija rebelde y padre sobreprotector". Y esto, aunque no es del todo incierto, no sería una correcta calificación pues, para mi sorpresa, la trama se centra realmente en el padre y su pérdida de liderazgo sobre la familia tras la aparición de Guy, un joven homínido con mayor capacidad intelectual y que será el catalizador de gran parte de la historia.

Con respecto al conjunto de personajes, estereotipado hasta la saciedad, destaca la ausencia de un villano propiamente dicho, pues, aunque son múltiples las criaturas y peligros a los que se enfrentan, no existe un antagonista claro, ausencia que, por otra parte, tampoco se echa en falta. El mundo prehistórico que se plantea es lo suficientemente imaginativo y variado para soportar el verdadero protagonismo de la cinta.

No obstante, y aunque ni mucho menos suponga una crítica negativa, se han pasado por el mismísimo forro de los cojones toda la fauna, flora y demás elementos prehistóricos, ya que aparecerán, entre otros muchos, ballenas terrestres, tortugas voladoras y hasta elefantes-ratón. Esta peculiar característica dará sin duda mucho juego a la hora de plantear las distintas situaciones, y además, gracias a un apartado visual sobresaliente (espectacular la recreación de las explosiones) supondrá un regalo para la vista del espectador.  

Es por tanto irreprochable el trabajo técnico de Dreamworks, que merece todos los elogios posibles, sin embargo, ese acierto no se contagia, tristemente, al desarrollo de la historia. Tras un planteamiento un tanto forzado, la irregularidad será nota presente en todo el metraje, alternándose momentos sosos y demasiado típicos con otros mucho más inspirados y divertidos (el descubrimiento del fuego y el padre haciéndose el moderno son de las situaciones más conseguidas) para concluir con un tramo final que se empeña en introducir bruscamente el ya conocido y sobreexplotado “bajón” anterior al desenlace.                              

                                     

Podemos decir que como conjunto, y a pesar de sus múltiples defectos, la película funciona. No logra sin embargo, aunque lo intente, conectar con un público más adulto, siendo su excesiva infantilidad un obstáculo para alcanzar ese punto medio que otras obras como “Shrek” o “Cómo entranar a tu dragón” han conseguido, y que permitieron el disfrute de toda la familia, independientemente de la edad. “Los Croods” es un buen intento, pero está muy lejos de alcanzar el nivel de las genialidades que nos ha regalado el cine de animación en los últimos años.

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