viernes, 4 de enero de 2013

Looper: Algo más que una simple aspirante a blockbuster.


 “Él eres tú. Es el tú del futuro.” 


Looper parte bajo una premisa de viajes en el tiempo aún no inventados, un Bruce Willis que aún no es suficientemente viejo como para dejar que las nuevas generaciones le digan cómo tiene que disparar, un Joseph Gordon-Levitt maquillado hasta parecer un boxeador retirado y Emily Blunt, una “cara bonita” que no termina de enganchar a nadie.

Rian Johnson nos abre las puertas una distopía que nos revela viajes en el tiempo que todavía no han sido inventados y que centrarán nuestra atención en Joe (Joseph Gordon-Levitt), un looper huérfano, que lleva un vacío “sueño americano”.


Durante el transcurso de la película mezclaremos esa idea de ‘mata o muere’ con un ambiente más íntimo que nos dejará paso a empatizar con los personajes.

Viviremos esa doble cara de la moneda con la interpretación de Joe (Joseph Gordon-Levitt) y de Old Joe (Bruce Willis) que nos transportarán a una lucha por la supervivencia entre el presente y el futuro.



A pesar de la sobreexplotación de Hollywood sobre los viajes en el tiempo, y de su habilidad para crear un ambiente paradójico destinado únicamente a las ganancias, Rian Johson junto a Shane Carruth (creador de la obra maestra Primer) consiguen llevar este manido tema un paso más allá, rompiendo con lo lineal de la acción tradicional y dejando, a su vez, que el espectador empiece a despertar tanto su curiosidad como su intelecto.

Destacar tanto la caracterización como la actuación de Gordon-Levitt, que nos sorprenderá, llevándonos de la mano hasta la empatía, esa que no conseguiremos del todo con el viejo Joe. También nos encontraremos a un Bruce Willis que seguirá moviéndose en la acción que tanto le gusta sin llegar a darnos ese toque dramático que debería caracterizar al personaje. Emily Blunt, por su parte, nos regalará un más que raspado suficiente, por una actuación que forzará el dramatismo, que nada tendrá que ver con el posible notable que nos traerá Pierce Gagnon, que pese a su corta edad, no dejará indiferente a nadie.

Y metiéndonos un poco en el apartado más técnico de esta producción, destacaremos la fotografía, pese a que algunos planos podrían abusar un poco de lo panorámico. Unos efectos de sonido remarcables, cosa que parece que se ha ido sustituyendo en Hollywood por un alto volumen que a veces llega a saturar y buscando una tensión más física que emocional en el espectador. Y por último, unos efectos especiales que nos dejarán muy claro que no es necesario un gran presupuesto para estar a la altura.



En conclusión: Unas actuaciones algo descompensadas, quizá con una falta de implicación de Willis, una calidad audiovisual alta para su bajo presupuesto y un guión que no tiene miedo a innovar, pero que admite estar bebiendo de otras aguas nos dejan con un largometraje más que notable y que, a pesar de todo, acaba enganchando más que defraudando.

Puntuación: 7,5

No hay comentarios:

Publicar un comentario