Tras años sin verse, un grupo de
amigos deciden volver a reunirse y pasar el fin de semana en una casa
en la montaña. Ajenos a lo que está por venir, se verán
sorprendidos por un estremecedor destello en el cielo que dará
inicio a una serie de extraños acontecimientos, siendo el más
inquietante la desaparición de todo rastro de vida humana.
Es esta la premisa con la que parte
“Fin”, la última película de Jorge Torregrossa, alejándose de
las producciones españolas con un argumento poco habitual en el
cine patrio, pero quedándose a medio camino de filmar una cinta
destacable. Sin duda es un buen intento, llegando a entretener en
gran parte del metraje, pero perdiendo excesivamente la fuerza en su
tramo final y concluyendo con un desenlace, a mi juicio, desastroso.
Comienza con la presentación de los
personajes, en un principio estereotipados en exceso cual Boy band de
poca monta (el guapo, el gracioso, el loco...), a través de una
conversación entre los protagonistas, interpretados de manera
aceptable por Miguel Fernando y Clara Lago que se unen a Maribel
Verdú en un reparto formado en su mayoría por actores y actrices
asiduos de series televisivas. Como veo complicado destacar
favorablemente a cualquiera de ellos, haré referencia a Blanca
Romero (Física o Química) y Carmen Ruiz (“Con el culo al aire”,
la Chusa de “Yo soy Bea”) como culpables de los momentos
interpretativos más bochornosos.
Una vez reunidos, en lo que parecía
iba a ser una velada tranquila y de recuerdo de viejos tiempos, se
deja ver que no todos se llevan tan bien y nada es tan bonito como
parece, las discusiones son comunes, el odio entre varios de ellos
evidente y se desvela el oscuro pasado del único amigo que no se
presentó a la reunión, un esquizofrénico hospitalizado que tenía
visiones apocalípticas (¡guau!).
Todo este conflicto se ve interrumpido
por el destello del cielo, extraño acontecimiento que deja sin
funcionamiento a todo aparato electrónico, y que sin embargo no iría
a más si no fuera por la desaparición, horas después, de uno de
los amigos. Asustados, abandonarán la casa a pie en busca de ayuda y
respuestas. Pero ellos saben que algo va mal, casas vacías, coches
abandonados, ningún indicio de vida... como si, inexplicablemente,
la raza humana se hubiera esfumado.
Con este interesantísimo e intrigante
comienzo las buenas sensaciones son inevitables, parece que la
película cumplirá expectativas y será un digno entretenimiento.
Pero el gran problema reside en mantener el interés más allá de
anécdotas intrascendentes (alguna, como la del desfiladero, bien
rodada e impactante; otras sin embargo se quedan en vergonzosos
intentos de espectacularidad) y la incógnita del qué es lo que
ocurre.
Y es que tras mostrar sus cartas en la
primera mitad del metraje todo se torna en una repetitiva sucesión
de acontecimientos, en distintos escenarios y con distintas
situaciones, pero básicamente lo mismo y cada vez peor. Sólo nos
queda ampararnos en un desenlace que dé sentido a tanto
desconcierto, y que sin embargo nos dejará la sensación de timo,
engaño, estafa, al salir de la sala.
No exijo un final extremadamente
innovador y sorprendente, pero cuando toda la película gira en torno
a una incógnita, aportando únicamente personajes planos, efectos
especiales mediocres y conversaciones que creen ser trascendentales y
no lo son, qué menos que ofrecer al espectador un final que dé sentido a tanta parafernalia.
En conclusión, una película
prescindible, con una fotografía notable, actuaciones decentes y una
primera mitad interesante que se ve totalmente empañada por los
últimos 45 minutos y por un final que, lejos de ser coherente o
necesario, juega sucio, dejando un mal sabor de boca y sensación de
estafa.
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