sábado, 9 de marzo de 2013

"Oz, un mundo de fantasía", mediocre entretenimiento.


Ayer llegaba a nuestras carteleras “Oz, un mundo de fantasía”, precuela de la mítica “El mago de Oz” y que dirigida por Sam Raimi (Trilogía Spiderman) seguirá la estela de la moda popularizada en los últimos años por la versión de Tim Burton de “Alicia en el País de las Maravillas” y las distintas adaptaciones del clásico de Disney “Blancanieves”. Moda tan cansina como eficaz en taquilla.

Con un reparto plagado de nombres conocidos como James Franco, Mila Kunis, Michelle Williams y Rachel Weistz, podríamos esperar como mínimo unas interpretaciones de nivel, no obstante, posiblemente a causa de lo superficial y plano de los personajes, así como por el tono infantil que destila la película, los intérpretes se pasearán con solvencia pero sin llegar a destacar, cayendo en ocasiones en una, seguramente buscada, sobreactuación.

Al igual que su antecesora de 1939 y como no podía ser de otra manera, el inicio de la película tendrá lugar en blanco y negro, siendo este tan solo uno de los múltiples guiños a la obra original y que servirá de presentación para el personaje de James Franco, un mago de feria que no pasa por sus mejores momentos de profesión.


Tras una escasa sucesión de acontecimientos de los que no haré mención para evitar dar detalles concretos sobre la trama, se nos invitará a deleitarnos visualmente con la nueva y digitalizada recreación del Mundo de Oz. Una paleta de colores infinita y unos efectos especiales más que notables servirán para dar lugar a lo más destacable de toda la cinta, un mundo cuidado al detalle y que desborda imaginación por cada costado. Todos sus habitantes, criaturas, ciudades, bosques, ríos y un largo etcétera de elementos estarán perfectamente diseñados e incluidos en este pintoresco lugar. 

No obstante, no todo (o no casi todo) es color de arco iris, aunque la elaboración del mundo tenga detalles y personajes secundarios suficientemente originales, lo cierto es que bebe en enorme medida del universo adaptado por Burton, y ya no solo en lo relativo a lo visual, sino que también la historia guarda una serie de paralelismos bastante descarados que lacran a la película de Raimi desde el primer momento. Ya sea por falta de inspiración o porque simplemente funcionará igual entre el público, sentiremos, desde su comienzo hasta el tramo final, estar viendo un calco de la fallida “Alicia en el País de las Maravillas”.


Con todo esto, “Oz, un mundo de fantasía” se quedará en un entretenimiento palomitero que destacará únicamente por su apartado visual y por los constantes guiños a su antecesora. Un ejemplo perfecto de como “desperdiciar” talento y presupuesto en una película que, a pesar de su mediocridad, verá recompensada su inversión en taquilla.

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